R.P FRANCISCO HILIARIO ALBORNOZ


Nació el 4 de abril de 1931, bajo el abrigo de una numerosa familia, en la localidad de Chañaritos. Era hijo de Hilario Albornoz y Eusebia De la Rosa.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela de Cañada de Viclos, finalizándolos en el colegio San Francisco. A los 16 años, por medio del padre Pedro Hernández ingresó al Seminario Menor, donde concluyó el segundo ciclo. Allí despertó la vocación a la vida sacerdotal. En el año 1939 continúo sus estudios en el Seminario Mayor de Catamarca y, en 1945, a los 27 años recibió el Orden Sagrado, sellando así su entrega a la Iglesia Católica para la construcción de un mundo más justo para los hijos de Dios. Ese mismo año, el 8 de diciembre celebró su primera Misa en el colegio Nuestra Sra. del Huerto.
Ya ordenado, su primer destino fue el de Teniente Cura en la Parroquia de la Victoria de Tucumán. Posteriormente asumió la misma función el curato de Concepción. En 1949 fue nombrado Vicario de la Parroquia de Graneros. Durante 9 años realizó una fructífera labor apostólica, ganando el afecto de la gente con su dinamismo, sencillez y buen humor.
En Febrero de 1958 llegó a la Parroquia San José, y se convirtió en el guía espiritual de la Comunidad de Bella Vista. Desde el primer momento afianzó las tareas de las asociaciones parroquiales y puso especial atención a las de carácter social, tales como la Juventud Obrera Católica y Cáritas. En 1961, después de muchas gestiones y con la ayuda del pueblo fundó el Colegio San José, primer y único establecimiento secundario de la zona.
Su permanencia como párroco en la misma se extendió por 38 años en la que el “Cura Pancho”, como se lo llamaba cariñosamente, ejerció, a fuerza de palabra cristiana y actitud constante a favor de los más pobres, una influencia en la que se mezclaban la serenidad y las definiciones claras. En el año 1968, ante el cierre del Ingenio Bella Vista, encabezó la comisión pro defensa de esa fuente de trabajo, compartiendo las protestas y gestiones con el gremialista Atilio Santillán y el dirigente radical Manuel Valeros. En una entrevista periodística dijo entonces: “La iglesia tiene que estar en los problemas. No podemos predicar con el estómagos vacíos, pues el hombre además de lo espiritual necesita de un bienestar general”… “Mi preocupación pastoral urgente es que muela el ingenio”. Esa frase da una diáfana visión de su personalidad, en la que el compromiso social fue la esencia de su vida.
Hacia 1970, luego de intensas gestiones entregó al pueblo el nuevo local del comedor de niños y ancianos “Juan XXIII”.
En el año 1995 cumplió sus Bodas de Oro en la vida Sacerdotal, que con mucha alegría compartió con su querida Bella Vista.
Por tres generaciones acompañó a la población bellavistense en sus alegrías y en sus tristezas, en sus festejos y en sus luchas. El 15 de julio de 1996, como el árbol viejo que ha dado todo y cae sin queja ni dolor, abandonó este mundo. El Cura Pancho desde su humilde casa parroquial y desde el altar cumplió su misión: sirvió a Dios y a la Comunidad dejando ejemplos de humildad, de entrega y amor al prójimo.

Fuentes: La Gaceta/ Rev.La Voz art. De Vinardel